Hace algunos siglos, el agua y la tierra se comportaban como uno mismo, trabajaban con una meta en común, la cual era producir una gran variedad de alimentos, plantas, árboles o flores que eran de vital importancia para la sociedad.
En la actualidad, las máquinas se han hecho cargo de casi toda la mano de obra que era necesaria en el pasado, sin embargo, hace muchos años, todo era diferente.
Situado en los Andes peruanos y a una altitud media de 2,800 metros se encuentra el Valle de los Incas, atraviesa el río Urubamba y lo que es más importante es centro de yacimientos arqueológicos, ciudades y pueblos prehispánicos.
Los incas apreciaron el valle por sus cualidades geográficas y climáticas ayudaban bastante a la adaptación de sus habitantes. Un gran ejemplo es Moray, a 32 kilómetros al noroeste de Cuzco y alcanzando los 3.500 metros de altitud.
El sitio arqueológico está conformado por tres anfiteatros, 12 terrazas dispuestas en círculos concéntricos a lo largo de todo el terreno. Las paredes tienen el grosor necesario para guardar el calor y distribuirlo por todo el lugar.
Se calcula que cada nivel entre las terrazas representa aproximadamente mil metros de altitud en condiciones normales de cultivo. Para ser una construcción del siglo XIV y XV, Moray tenía un complejo sistema de riego, además de suelos fértiles que permitieron plantar más de 250 especies diferentes de plantas.
Los investigadores que han tenido una participación activa en los estudios de Moray han llegado a la conclusión de que en su época era un centro de investigación agrícola del imperio inca.
Otra de sus probables funciones era para aclimatar plantas exóticas a las condiciones locales, durante sus trabajos de campo, los arqueólogos encontraron varias semillas fosilizadas y unas cuantas viables, demostrando su teoría.
Luego de la llegada de los españoles, abandonaron Moray hasta el punto de quedar oculto entre la naturaleza, en 1931, Robert Shipee y George Johnson lo redescubrieron.
A causa del temporal de lluvias en 2010, algunas terrazas tuvieron que ser restauradas, sin embargo, la teoría de que Moray funcionó como un centro de agricultura o de experimentos para ello sigue siendo muy válido.
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