Los altos costos de los combustibles están generando que nuevas alternativas aparezcan en el mercado. Es por ello, que un par de productores agropecuarios han decidido emprender una misión complicada para modificar por completo su forma de consumo de diésel.
Originarios de Argentina, Hernán y Ronal Berti tienen un lugar llamado La Esperanza en las localidades de La Laguna y Pasco del departamento general de San Martín.
Ambos cuentan con nueve tractores, dos cosechadoras, dos camiones, una pulverizadora y lo más genial de todos sus transportes es que funcionan con un biodiésel al 100%.
La manera en que lo hicieron fue fabricando una planta en su misma propiedad para poder elaborar un combustible derivado de la soya. El proyecto comenzó en 2006 y conforme pasaba el tiempo quisieron industrializarlo para alcanzar a producir soja en 1800 hectáreas y maíz en 500, además tienen un tambo para ordeñar alrededor de 260 vacas.
“Desde que tengo memoria que mi padre decía que quería dar valor agregado a la producción”, comentó Hernán, quien también dijo que la idea inicial era hacer leche en polvo pero no tenían una escala para ello y dio la casualidad de que en ese momento aparecieron varias extrusoras de soja, por lo que decidieron readaptar su idea.
El procedimiento es prensar la soja, extraer el aceite y expeller para después mezclarlo con maíz molido y microminerales para hacer alimento balanceado en su propio tambo.
El aceite restante lo desgoman y lo venden y el resto es lo que transforman en biodiésel para autobastecerse: “Ese año hicimos un recorrido por plantas de biodiésel que ya existían en el país en busca de un modelo que se adecuara a nuestro establecimiento”.
Han pasado 6 años desde entonces y llevan más de un millón de litros producidos capaces de hacer funcionar a todas las máquinas y transportes que lo requieren.
En promedio, prensan por día 25 toneladas de soja y logran producir más o menos 3500 litros de aceite. Al mes consumen casi 12 mil litros, por lo que haciendo cuentas, los precios resultan muy bajos en comparación a los otros, por ejemplo, el biodiésel sale a 18 pesos mientras que el diésel sale a 65, pero a fin del año pasado paso a ser más caro el biodiésel.
“A pesar de que hay una resolución que indica que para la expeller se debería vender a 50.000 pesos, no se consigue a ese valor, así que la terminamos pagando a 70.000 pesos y tenemos problemas con los clientes porque al trasladarlo al precio, te reclaman que hay una resolución que lo prohíbe, pero la soja a ese valor no se consigue”, compartió.
El legado de la familia será clave para lo que planean hacer en un futuro, además de que la idea puede cambiar el rumbo del consumo de un combustible amigable con el ambiente.
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